domingo, 31 de agosto de 2008

Los cuatro poemas que vienen a continuación son, en su modestia, una pequeña serie.
Para los que me conocen, sabrán identificar el origen de su nacimiento.
The big politic.

Son, también, un abrazo cálido al poeta Julio Llinás.
Espero los disfruten.



Papagayo

su cuerpo de costado,
enredado entre cables.
el pantalón en las rodillas,
mi mano entre sus piernas,
la historia entera de la humanidad
contenida en ese papagayo tibio.
Crucigrama

la habitación blanca,
los tubos de luz haciendo música
con mis pensamientos.
en el medio de todo,
sentado en una silla
frente a un yogur a medio comer,
ese hombre que se llama igual que yo.
el mismo que hace una semana
dejó el corazón en remojo
y que hoy, birome azul en mano,
da batalla contra su tercer crucigrama del día.
La virgen

el calor se levanta como agua
por la ruta
y entra en el auto.
ahí dentro,
mi papá y yo.
después de dos infartos,
cinco días en la dimensión desconocida,
ahogados en silencio.
es él quien libera la batalla del lenguaje:

“esta mañana, después de 32 días,
se me paro la pija.
fue como cuando los cristianos
ven a la virgen llorar sangre”
La casa del árbol

allá lejos,
en la terapia intensiva,
mi padre, el gran político,
duerme entre sueros
y sueños de morfina.
hoy a la tarde yo lo miraba,
y en su delirio de droga
lanzaba al aire sus primeros poemas.
ahora, al caer la noche,
mi hermano y yo
armamos un campamento precario
en el medio del hall
del hospital vacío.
y entre azulejos blancos,
frío
y olor a procenex,
nos acordamos cuando
éramos chicos,
construyendo una casa en el árbol
sólo para destruirla
apenas terminada.

viernes, 15 de agosto de 2008

Al rato amanece

atrapado entre la niebla,
el caballo descansa junto al sauce.
algunas moscas le muerden el hocico.
trae en sus pezuñas, el barro
de días de trabajo forzado.
el viento y el rocío lo adormecen
y atorado en el vaho confuso de sus recuerdos,
se acuerda cuando era potrillo,
allá en el campo,
y creía haber encontrado en el arado
y el ejercicio diario, el método
perfecto contra sus obsesiones suicidas.
de esto hace años.
ahora está viejo,
cansado, solo seguro de si mismo.
entonces,
espera que se apague la última luz,
que se vaya el último pescador,
que se calle el último pájaro.
y cuando todo está en calma,
respira el último salmo.
se acuerda solo de algunos pocos,
mientras escucha al último grillo cantar.
no piensa en nada más,
salta al río y se deja llevar.
el agua corre lenta, como dormida.
al rato amanece.
(...)

arriba de todo
algo
debajo de todo