Debería
debería ver los árboles en la noche
la luna quebrar el cielo,
las ventanas de los edificios
brillar de colores en zapping.
debería levantarme
oler la lluvia y dejar los pies
descansar afuera,
al lado de mis ojotas de anoche.
debería salir del cuarto
caminar cinco metros,
y pedirte por favor
que vengas a dormir conmigo,
en el patio mojado.
jueves, 26 de junio de 2008
miércoles, 25 de junio de 2008
El gran político
ceno con el gran político,
duermo con el gran político,
viajo con el gran político,
camino con el gran político,
hablo con el gran político.
sé que me escucha,
sé que me habla,
incluso, a veces, siento que lo disfruta.
pero las palabras no son para él armas,
no son flechas, ni piedras.
sólo son esponjas,
caramelos blandos
que se deshacen al llegar al cuerpo.
y mientras dormimos,
juntos en la misma cama,
sincronizo mi respiración con su ronquido,
y hasta llego a entender
que soy su herencia.
ceno con el gran político,
duermo con el gran político,
viajo con el gran político,
camino con el gran político,
hablo con el gran político.
sé que me escucha,
sé que me habla,
incluso, a veces, siento que lo disfruta.
pero las palabras no son para él armas,
no son flechas, ni piedras.
sólo son esponjas,
caramelos blandos
que se deshacen al llegar al cuerpo.
y mientras dormimos,
juntos en la misma cama,
sincronizo mi respiración con su ronquido,
y hasta llego a entender
que soy su herencia.
Los osos
decidido a salir al bosque,
cargando solamente su escopeta,
algunas latas de comida vencida,
un abrigo viejo
y su cantimplora de agua salada,
el viejo cazador viudo
se enfrentó con la noche,
sus propios búhos
extinguiendo las últimas luces.
con el sonido de su propio dolor
boxeando contra las paredes de su cabeza,
esperó horas
hasta disparar las primeras municiones
al aire.
se sentó, descansó, repitió con exactitud
gestos traídos de otras épocas mejores.
lo atormentaron los recuerdos,
y el difuso amanecer
lo encontró adormecido y sin sustento.
ya no había ira, malestar, tristeza.
solo silencio, paranoia, ansiedad.
y la certeza de que en este invierno frío
todos los osos duermen en su madriguera.
decidido a salir al bosque,
cargando solamente su escopeta,
algunas latas de comida vencida,
un abrigo viejo
y su cantimplora de agua salada,
el viejo cazador viudo
se enfrentó con la noche,
sus propios búhos
extinguiendo las últimas luces.
con el sonido de su propio dolor
boxeando contra las paredes de su cabeza,
esperó horas
hasta disparar las primeras municiones
al aire.
se sentó, descansó, repitió con exactitud
gestos traídos de otras épocas mejores.
lo atormentaron los recuerdos,
y el difuso amanecer
lo encontró adormecido y sin sustento.
ya no había ira, malestar, tristeza.
solo silencio, paranoia, ansiedad.
y la certeza de que en este invierno frío
todos los osos duermen en su madriguera.
The Peronist
hoy no hay tiempo para dormir,
afuera el sol se estrella
en las baldosas
y el taladro de al lado
toca punk en toda la cuadra.
sacar la basura,
pintar el baño,
limpiar el piso,
barrer las hojas del pasillo,
destapar el desagüe,
comprar alimentos.
embalaje zen
del muchacho peronista
afuera el sol se estrella
en las baldosas
y el taladro de al lado
toca punk en toda la cuadra.
sacar la basura,
pintar el baño,
limpiar el piso,
barrer las hojas del pasillo,
destapar el desagüe,
comprar alimentos.
embalaje zen
del muchacho peronista
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