martes, 23 de febrero de 2010

El Ejército de la Salvación

el motor de nuestros días juntos
quedó debajo de la heladera vencida
en el galpón del vecino.
el otro día el buen hombre tocó el timbre
de la casa en la que quisimos
descifrar el Gran Misterio,
y dijo que ya estaba bien:
que debíamos sacarlo de ahí,
que él ya no sabe como decirle a su mujer
que ese aparato gris, enorme y pesado
de sonidos extraños, no le pertenece.

pensé en llamarte y decirte que sería justo
desarmarlo de una vez,
¿alguno se acordará cómo?

yo tengo un recuerdo vago: pico de loro, allen del diez,
un poco de coca cola para las piezas oxidadas.
y tiempo:
mucho mas tiempo del que imaginamos
cuando dijiste que teníamos que comprarlo,
que era una oferta inceíble ese motor hermoso
a sólo seis pesos en el Ejercito de la Salvacion.

7 comentarios:

el jardinero y su amante dijo...

me parece que lo mejor es siempre irse solo, o con amigos para que los lugares no guarden recuerdos de nadie y sean exactamente como uno los necesita. sin fantasmas
a ver quien espia a quien

Cabeza Volcan dijo...

los lugares no son perecederos. a cierta edad las casas ya no ya no se mueven como uno quisiera. y esta bien que algo al menos se quede quieto.
gracias!

el jardinero y su amante dijo...

sin_renglones@hotmail.com

Eleúthero dijo...

Seis pesos es una buena oferta, pero con la imaginación... no hay como salir bien parado...

Anónimo dijo...

che, más alla de la polémica del plano de Lo que mas quiero, quería decirte que tus poemas me gustan mucho. Este y el de la pareja en medio de las cajas, sobre todo.
Un abrazo
Alejandro Ricagno

Cabeza Volcan dijo...

alejandro, muchisima gracias. hace días intento escribir sobre el plano de la pelicula y sus contradicciones. espero poder desentrañarlas! al menos sirvio para que te acerques al este blog perdido y hayas leído los textos.
un abrazo,
Alejandro

Anónimo dijo...

De nada. Bueno, el plano me llevó a estos planos, planices, montañas, paisajes con motores metafóricos que se vuelven reales, tangibles; a estos poemas con olor a ciudad y olor a pasto. Y así como a veces tengo dudas sobre los planos, si algo, creo tener, es buen oído para la poesía que se escribe "de verdad", es decir sin pose. Y, estoy seguro de no equivocarme en esto: ahí entra la tuya. Pedile mi mail a Santiago y seguimos charlando.
otro abrazo
desde esta ciudad mojada
por perros y poetas.
A.R.