Estante
después de los días de hielo,
mirando desde el reflejo de las cosas
el costado aboyado del mundo,
sonreís del otro lado.
los músculos que tensan tu cara
son la punta de las ideas
que me mantienen en pie
en el día de todos los santos.
lloro frente a la tontería
que pasan por televisión,
y sonrío al descubirme desnudo,
con la botella abrazada,
entibiando el miedo:
los libros abiertos sobre la cama,
la sábana arrugada en el lugar
en el que hace meses derretías todo.
¿cuál es el sonido que repite tu voz
cuando el eco que me regalaste
duerme en el estante mas alto
de la biblioteca de nuestros días juntos?
martes, 31 de agosto de 2010
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1 comentario:
Muy buenos sus escritos. La última estrofa me parece maravillosa. Seguiré leyendo.
Saludos.
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